domingo, 2 de mayo de 2010

Desarrollo psicológico.


El desarrollo psicológico desde la perspectiva cognitiva evolutiva, en la línea de Piaget, Bruner y Kohlberg, es un proceso dinámico, de cambios cuantitativos y cualitativos que se producen a través del tiempo. Es un proceso creativo, a través del cual la persona está en constantes reestructuraciones de su organización personal en interacción con el medio.

En el curso del desarrollo psicológico se van creando totalidades configuradas y organizadas: estructuras psicológicas, las cuales van cambiando a través del tiempo, de modo que las diversas funciones psicológicas se van organizando con una variación interindividual, en las distintas áreas funcionales del desarrollo psicológico: cognitiva, afectiva, social y moral.

El desarrollo cognitivo y el afectivo-social y su funcionamiento, no son campos diferentes, sino que son paralelos, representan diferentes perspectivas y contextos al definir el cambio estructural. Según Piaget (1973a), las estructuras son “formas de organización de la actividad mental, bajo su doble aspecto motor o intelectual, por una parte, y afectivo, por otra, así como según sus dos dimensiones individual y social (interindividual)

ENFOQUE COGNITIVO DEL DESARROLLO

El análisis a realizar se centra en el enfoque cognitivo evolutivo, fundamentalmente en la perspectiva constructivista de Jean Piaget y Lawrence Kohlberg, debido en primer lugar a que el marco constructivo integra aspectos biológicos, psicológicos y filosóficos, al estudiar la actividad evolutiva constitutiva de significados. Esta implica la relación del organismo con el ambiente (la adaptación), la relación del sí mismo con el otro (la identidad) y la relación del sujeto con el objeto.

El enfoque piagetiano plantea la construcción de significado como una actividad epistemológica, relacionada con el equilibrio de sujeto y objeto, del sí mismo y el otro. La actividad de significar, se toma como el movimiento fundamental de la personalidad. Nuestra sobrevivencia dependería de nuestra capacidad para reclutar la atención de otros en nosotros. La persona a través de la vida actúa para reconocer y ser reconocido, a la base de lo cual está la actividad de significar. El significado es en su origen una actividad física (agarrar, ver), una actividad social (requiere otro), una actividad para sobrevivir (al hacerlo vivimos).

El término constructivismo, pone el acento en la persona como un ser activo, que construye su realidad, y lo evolutivo enfatiza el que los sistemas orgánicos evolucionan a través de etapas de acuerdo a principios regulares de estabilidad y cambio.

Piaget (1981) define al constructivismo como la base central de su sistema teórico, “El conocimiento no es una copia del objeto ni una toma de conciencia de formas a priori que estén predeterminadas en el sujeto, es una construcción perpetua por intercambios entre el organismo y el medio desde el punto de vista biológico y entre el pensamiento y el objeto desde el punto de vista cognoscitivo

TEORÍAS DEL DESARROLLO COGNITIVO Y MORAL.


Desde las teorías cognitivo evolutivas la meta central del desarrollo psicológico es el logro de una identidad personal como un proceso de diferenciación e integración, a través del cual la persona organiza sus experiencias de acción y de interacción en el mundo. Se alcanza un sentido ético que define al sí mismo en términos de una jerarquización de valores y una integración social efectiva, lo cual se lograría plenamente en las etapas superiores de desarrollo moral con la autonomía.

Esta meta evolutiva se va logrando a través de las distintas etapas del desarrollo, las cuales se van dando en forma secuencial, denotando cada estadio diferencias cualitativas en la forma de pensar y de organizar el mundo afectivo y social.

Concepciones del juego

Desde diferentes posiciones teóricas, algunos filósofos y pedagogos anteriores al siglo XX coincidieron en que el juego respondía a una necesidad del niño y la niña; sin embargo, se interesaron casi exclusivamente en la posibilidad de utilizarlo con fines didácticos.
El ejemplo clásico de lo planteado anteriormente es el de F. Froebel, creador del Kindergarten, quien fue el primero en clasificar el juego como un fenómeno pedagógico, quien lo utilizó en un sistema sumamente estructurado, combinándolo con la enseñanza. Aunque en ese sistema el juego tenía un enfoque rígido y artificial que no contemplaba en toda su dimensión las amplias potencialidades educativas de esta actividad, sus ideas fueron muy valoradas y, durante mucho tiempo, la Educación Infantil estuvo sustentada sobre esa base.
Después de Froebel, el método lúdico se propagó y adquirió diversas modalidades, entre las que pueden considerarse la utilización del juego de roles (representación de papeles) con niños de edad infantil mayor y con escolares menores, para la enseñanza de la lectura, la escritura y las matemáticas, empleando de diversos argumentos donde estuviera implicada la habilidad en cuestión, como sucede en el juego del supermercado

La teoría y la práctica del juego

Los objetivos de la Educación Infantil han de conjugar armónicamente la teoría y la práctica; la teoría ofrece los conocimientos biológicos, fisiológicos, pedagógicos, psicológicos, sociales, etc., que materializados en la práctica la justifican, confirman y enriquecen. La teoría educativa es una forma de concebir la educación, y la práctica educativa es la forma de aplicarla, de concretarla. Hablar de teoría es, a grandes rasgos, hablar de un sistema de ideas, de conceptos acerca de los fenómenos de la realidad, o de una esfera de ella. La práctica es la concreción de ese sistema de ideas, su manifestación en un sistema de acciones y de relaciones que tienen lugar en una institución, o fuera de ella, para cumplir los objetivos de la educación.




Es entonces evidente que existe una estrecha relación entre teoría y práctica, y que debe haber coherencia entre ambas. No obstante, este vínculo es con frecuencia ignorado; una razón puede ser la insuficiente elaboración de la teoría desde el punto de vista conceptual; otra, que los encargados de aplicarla no hayan profundizado suficientemente en ella. Es decir, que aun conociendo la teoría, esta no se aplique consecuentemente.
De acuerdo con la concepción que se tenga de la relación entre la educación y el desarrollo, así ha de ser, en consecuencia, la teoría que se asuma, ya que existen múltiples teorías educativas que responden a una concepción diferente del desarrollo.
Para unas, la educación debe esperar a que el desarrollo se produzca; para otras es un proceso donde ambos ocurren simultáneamente; otros entienden que la educación antecede y guía el desarrollo.
El juego no es una excepción de lo anterior, por lo que se hace indispensable conocer en profundidad su teoría para su apropiada puesta en práctica, pues la misma tiene una forma particular de responder al enfoque teórico
que se asuma.

Edad escolar (7 a 11 años).

En esta fase del ciclo vital los niños y las niñas transitan a una etapa de mayor socialización e independencia y se fortalece la autonomía. Los niños y las niñas ingresan a escenarios educativos formales y a espacios de socialización más amplios, donde adquieren importancia los grupos de pares. Igualmente, se reduce el riesgo de enfermar o morir por enfermedades infecciosas, y aparecen amenazas a la vida referidas a eventos violentos, particularmente los accidentes de todo tipo. Así mismo, se hace esencial el acceso al proceso educativo como promotor del desarrollo cognitivo y social que incluye el fortalecimiento de habilidades y competencias para la vida.

La adolescencia (12 a 17 años)

Es un período especial de transición en el crecimiento y el desarrollo, en el cual se construye una nueva identidad a partir del reconocimiento de las propias necesidades e intereses.
En esta etapa los adolescentes avanzan en su formación para la plena ciudadanía, exploran el mundo que los rodea con mayor independencia y se hacen cada vez más partícipes de conocimientos y formación para la vida. Las amenazas de mayor incidencia en su desarrollo están asociadas con situaciones y manifestaciones de violencia y adicciones, siendo relevante el proceso de desarrollo de la sexualidad.

Existen fuertes argumentos a nivel mundial que justifican la priorización de acciones e inversiones para la niñez; de allí la necesidad de reevaluar
cuáles son las acciones que se están realizando y las concepciones que de la infancia se tienen, ya que si se sigue pensando en las inversiones a la infancia como gasto, nunca se dimensionará el papel de inversión en el desarrollo humano y socio económico de una Nación. Colombia al ratificar la CDN y adoptarla en el artículo 44 de la Constitución reconoce la importancia de este grupo poblacional y su obligación como Estado por garantizar el goce efectivo de cada uno de los derechos que estos instrumentos enuncian.

Amartya Sen, en su ponencia “Invertir en la infancia: su papel en el futuro” expresa que:

“Las capacidades de que disfrutan los adultos están profundamente condicionadas a su experiencia como niños…Las inversiones en educación y otros aspectos de las oportunidades existentes durante la niñez pueden mejorar las capacidades futuras en formas muy distintas. Primero, pueden hacer directamente que las vidas de los adultos sean más ricas y menos problemáticas ya que una niñez segura en la etapa preparatoria puede aumentar nuestra habilidad para vivir una buena vida. Existe abundante evidencia psicológica-social que sugiere esto…además de ese “efecto directo” en la capacidad para vivir una buena vida, la preparación y la confianza durante la niñez también contribuyen a la habilidad de los seres humanos para ganarse la vida y ser económicamente productivos.